Decía hace 150 años
Simón Rodriguez, Maestro y compañero de Simón
Bolivar en un texto titulado: “o inventamos o estamos
perdidos”, véase a la Europa como inventa y véase
a la América como imita, América no debe imitar
servilmente sino ser original, y donde vamos a buscar modelos?....
Somos independientes pero no libres, dueños del suelo,
pero no de nosotros mismos, abramos la historia y por lo que
aun no está escrito lea cada uno en su memoria. A menudo
en el exterior, en eventos de la UNESCO, cuando me preguntan
porque la Argentina, que estuvo en el borde del abismo en el
2001 pudo sobreponerse y seguir adelante?...., mi respuesta
es que no lo busquen solo en las grandes estadísticas,
búsquenlos en emprendimientos relacionados con la nobleza
y el compromiso, proyectos como éste en el que ustedes
han estado participando; eventos que se organizan desde el corazón;
sin reparar en excusas tan conocida en nuestro continente, el
no se puede, no se puede porque no hay apoyo, no se puede porque
no hay dinero, pero la mayor parte de las veces no se puede
porque simple y fundamentalmente hacerlo demanda invertir gratuita
y generosamente la propia energía personal. Y les digo
estas palabras para enmarcar en su justa dimensión una
iniciativa como esta que por su prestigio ha traído a
Coros y a Maestros de América como de otras latitudes.
Tengo que confesar que conociendo una gran cantidad de Concursos
y Festivales a través del planeta, este esfuerzo comunitario
y personal no solo me ha conmovido sino que me ha dejado también
asombrado. Así, a través del premio que se entrego
por primera vez, El Consejo Argentino de la Música de
la UNESCO quiere participar de la gracia que es este Certamen,
en el que se mantiene, se enraíza, y se recrea la posibilidad
de un ser y un hacer con especificidades históricas geográficas
y espirituales de esta región de la Patagonia, de este
sur de América. Queremos hacerles saber también
que a partir del próximo Certamen habrá un premio
especial Del Consejo Argentino de la Música por la mejor
interpretación de una obra latinoamericana, estimulando
así la creación y composición de nuevas
obras corales de nuestro continente. Tengo la certeza que esa
búsqueda de mantener y crear un ser y un hacer con la
riqueza de la propia geocultura fue el sueño de nuestros
propios libertadores. Quienes creyeron que América tiene
una originalidad cultural propia y que desearon que las generaciones
que las continuaran fueran capaces de enfrentar los desafíos
de su tiempo con iniciativas y armazones conceptuales dignos
de su propia tierra y su propio cielo. Y que como citaba antes
a Simón Rodriguez, de una vez dejemos de ser solo dueños
de nuestras tierras para llegar a ser dueños de nosotros
mismos. Quizás en ese momento, ser americano deje de
ser solo la pertenencia a un lugar geográfico y pase
a ser una dignidad que hayamos conquistado cada uno de nosotros
personalmente.
|